sábado, 19 de noviembre de 2016

Litografia

Litografía

La técnica "madre" de la impresión en plano (planografía: Planography) es la litografía (lithography), descubierta por el alemán Alois Senefelder en 1796 cuando buscaba un método sencillo y barato para hacer muchas copias de sus trabajos.
Senefelder descubrió casi por accidente que si se dibujaba con un lápiz graso sobre una plancha de piedra caliza (porosa), se humedecía la plancha y se entintaba con una tinta grasa, la tinta se quedaba sólo allí donde había dibujo (debido a que la grasa atraía a la grasa y el agua la repelía).
Presionando un papel con esa plancha se reproducía el dibujo con gran calidad y, lo que era mejor, ese proceso de entintado-impresión se podía reproducir numerosas veces antes de que se perdiera definición.
Cómo se hace una litografía artística

Trazar el dibujo




En una piedra porosa lisa (usualmente una laja de piedra caliza bien cortada y pulida), se pinta el motivo con un lápiz graso o un pincel con pintura grasa (o con ambos, si se quiere). El dibujo debe ir invertido (en espejo), ya que al imprimirse volverá a estar al derecho. La superficie de la plancha no cambia. A diferencia de otras técnicas de grabado, no hay relieve de ningún tipo. Es una plancha "plana" (de ahí el nombre de planografía para esta técnica y las que de ella se derivan).

Humedecer la plancha




Se empapa bien con agua o con una solución acuosa la superficie de la piedra. Allí donde se dibujó con la sustancia grasa, el agua no penetrará en los poros de la piedra. Donde no había dibujo, el agua penetrará en la piedra, dejándola húmeda.

Entintar la plancha




Con una tinta de base grasa se entinta bien un rodillo de superficie "blanda" (tradicionalmente un rodillo recubierto de piel de carnero). Cuando tenemos el rodillo bien entintado, lo pasamos por encima de la plancha de piedra hasta estar seguros de haber entintado bien todas las zonas. Allí donde la piedra había quedado húmeda de agua (es decir, donde no había dibujo), la piedra repelerá la tinta (por ser esta grasa). Donde habíamos dibujado (y el agua había sido repelida), la tinta quedará depositada formando una película fina.

Colocar el papel e imprimir




Ponemos un papel encima de la plancha y situamos una prensa encima de ambos. Apretamos bien. Usualmente esto se hace con un rodillo bajo el que se hace pasar la plancha con el papel.

Resultado




Ya está. El papel ha tomado la tinta allí donde la plancha la tenía. Además, al estar en contacto con una piedra húmeda en buena parte, ha quedado algo mojado. Se puede volver a colocar un papel y realizar una nueva impresión.
Cuando la tinta pierde fuerza, basta con entintar de nuevo la plancha. Si el dibujo pierde fuerza en algunas zonas por desgaste de la plancha, podemos repasarlo con bastante cuidado.
Si entintamos una parte con un color, imprimimos el papel y luego entintamos otra parte de la plancha con tinta de otro color y volvemos a imprimir, podremos sin demasiada dificultad grabados de varios colores.


Una plancha bien realizada y utilizada puede dar bastante servicio antes de "agotarse". Y entonces podemos eliminar bien el dibujo, pulir de nuevo un poco y volverla a usar en otro grabado. Obviamente el bajo coste de las planchas y su fácil reciclado es una de las razones de la gran popularidad de la litografía.
Desde su nacimiento, la litografía tuvo un intenso desarrollo uso artístico y comercial. Tras su descubrimiento y hasta la aparición de un derivado suyo (la litografía offset), fue la reina de la impresión comercial, ya que se desarrollaron máquinas capaces de imprimir grandes tiradas en diversos colores.
Grandes artistas como Toulouse Lautrec crearon con ella obras de arte e impresos de todo tipo que aun forman parte de la memoria colectiva del mundo moderno.

Las tintas de litografía son básicamente grasas y translúcidas. Es decir: No son opacas y cuando imprimimos una tinta encima de otra, los colores se suman (mezcla de colores sustractiva), no se tapan.

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